07 agosto, 2014

PARA ELENA MORENO BARROSO CON TODO CARIÑO DE FINA CEJUDO Y Mª JESÚS VÁZQUEZ

Retrato de Elena Moreno pintado al óleo por Fina Cejudo, tesorera 

CUENTO PARA DORMIR A ELENA

Miles de flores de palo borracho van tejido una mullida y suave alfombra rosa a tu paso por el jardín, para que no dañes tus delicados pies. Las sicas se alinean a ambos lados, a modo de engalanada guardia enarbolando sus sables, protegiéndote de todo mal. Los frutos de encefalartos –tus “niños mimados”- se intercalan entre ellas para apoyarles en la defensa de su amada Elena.
Desde la encrucijada del camino te diriges -vestida de azul cielo- hacia las gradas del teatro, donde pequeños topillos esperan retozar contigo, y bailar una trepidante danza, que les enseñaste hace tiempo, para celebrar la llegada de la primavera; ahora quieren practicar a cada rato: pumba, pumba, pum..., y tú cedes siempre, con tal de verlos felices.
Continúas paseando -casi sin pisar- etérea como las ninfas, complacida la mirada en cada rincón, te perfumas con sus aromas de lavanda, rosa, tomillo, jazmín…, te lavas con su rocío, juegas al escondite con sombras de palmeras y cipreses; saltas los setos, y subes de vez en cuando a la copa de los árboles más altos: un álamo blanco, un sauce, un eucaliptus… para saludar a la luna, que mira atentamente, y te sonríe, haciendo guiños cómplices del placentero juego.
Las fuentes acompañan tu paso con su cristalinos y acompasados sonidos: ¡plas, plas, plas, plas, plas…!
A la altura de la puerta principal, una bandada de pájaros cruza desde el parque zoológico entonando una bella melodía: chiu, chiu, chiu..., despertando a los gatos y sus camadas, quienes se unen a tan singular comitiva, que avanza hacia la rocalla.
Allí te asomas al río, pues sabes que un banco de peces se arremolina esperando jugar a los acertijos contigo. El rato se pasa quitándoos la palabra unos a otros glug glub, glab glab… entre excitados y divertidos.
Acto seguido te despides, porque tienes cita con las enredaderas de los muros, que acuden serpenteando haciéndote cosquillas en las piernas, atrayendo tu liviano cuerpo hacia el balancín que han construido, para subirte y bajarte: tris, tras, tris, tras..., como si de un tiovivo de feria se tratara.
Ríes y te alegras con todo -como siempre-, para todos tienes un cariñito, acariciando cada planta, besando cada flor, cada animalito y ellos te corresponden embelesados ante tanto amor.
Llega el séquito al estanque en cuyo centro los nenúfares han preparado una verde y preciosa cama fresca bordeada con sus flores, para amortiguar el cansancio de tanto trote. Tú, mecida por las aguas y cubierta con el manto de la noche, duermes tu sueño eterno con una dulzura indescriptible, con la paz y serenidad que solamente pueden disfrutar las personas buenas.
Descansa en paz querida amiga Elena.

Fdo: Mª Jesús Vázquez Moyano, presidenta.

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